Friday, July 01, 2016

John A.Keel: Más Allá de lo Conocido




Más Allá de lo Conocido
Por John A. Keel
Revista FATE Magazine, Diciembre 1993
P.37

(Traducción para Arcana Mundi por Scott Corrales)

Has oído el cuento mil veces, siempre en un lugar distinto y con distintos testigos. Ha formado parte de un sinnúmero de antologías dedicadas a lo desconocido y lo encantado, y siempre intriga.

Un grupo de personas conduce a lo largo de territorio poco familiar en una carretera secundaria. Tienen hambre, y a la vuelta de la curva, descubren un hostal o restaurante campestre muy bien iluminado. Se detienen para comer algo rápido. EL interior del restaurante es muy vistoso y la camarera es muy atenta. La cena es particularmente suculenta para un lugar tan recóndito. La cuenta es extraordinariamente módica y siguen su camino.

Después, a la vuelta del lugar al que se habían dirigido, siguen la misma ruta a lo largo de la misma carretera y deciden detenerse en el mismo delicioso restaurante otra vez. Pero hay un problema. Cuando llegan al lugar indicado, ¡no hay nada allí! Conducen lentamente a lo largo de la carretera, dan la vuelta a la misma curva, y retroceden sus pasos. El restaurante definitivamente no se encuentra ahí. ¡Se ha esfumado completamente! Posteriormente, es muy posible que se hayan detenido en una gasolinera o granja para preguntar sobre el restaurante, y se les dice que nunca existió semejante sitio, o en algunos casos, que dicho comedero había sido pasto de las llamas hace muchos años atrás.

Tal vez conozcas a alguien que ha tenido esta experiencia. Tal vez te haya sucedido a ti mismo. En los últimos 30 años he recibido miles de cartas de lectores en todas partes del mundo, y un porcentaje sorprendente me ha relatado su experiencia con “el restaurante evanescente” o una de sus variantes. Algunos viajaban solos. Otros iban en un vehículo lleno de gente, todos ellos dando fe de la veracidad del relato. Has leído sobre esto en un sinnúmero de libros y revistas de ocultismo, religión, OVNIS, fantasmas, etc. Es algo que sucede con frecuencia en cada parte del mundo y miles – tal vez millones – de personas afirman que les ha sucedido.

¿Cómo podemos investigar algo tan subjetivo y elusivo? Hay que comenzar con una definición objetiva del misterio. Luego debemos aislar los distintos factores que existen y analizarlos todos por separado antes de poder ver el fenómeno completo. Solía referirme a estos no-eventos como “distorsiones de la realidad”. De hecho, ese era el título útil de uno de mis libros. El fallecido doctor James MacDonald acuñó la frase “el factor Oz” en su intento por estudiar una variante parecida. Las víctimas del factor Oz pueden desplazarse normalmente a lo largo de un camino muy transitado que repentinamente parece totalmente desierta. No hay otro vehículo o persona a la vista cuando repentinamente aparece un monstruo u OVNI. Es como si fuesen presa de una realidad alternativa momentáneamente. Una vez que el monstruo u OVNI se ha ido, el camino recupera la normalidad y está atiborrado de coches.

Un amigo mío – profesor en una universidad importante – experimentó el factor Oz durante sus años de estudiante. Estaba realizando sus labores en la biblioteca cuando una quietud singular descendió sobre el lugar. Sintió que era el único ser humano en todo el edificio.

Entonces se personó un hombre vestido de negro, acercándose al estudiante e increpándole en voz alta que los platillos voladores eran el tema más importante del mundo, y entonces, ¿por qué desperdiciaba su tiempo en otras cosas? El extraño se fue abruptamente después de esta declaración, y en cuestión de momentos la biblioteca se llenó de estudiantes y los sonidos acostumbrados. Mi amigo había atravesado una pequeña distorsión de la realidad que le dejó no sólo atónito, sino que despertó en él un interés por los OVNI que jamás había sentido antes.

El término EAC (estados alterados de conciencia) adquirió popularidad en los ’70 y puede aplicarse claramente a muchos de estos casos. La gente queda sumergida en un estado alterado de conciencia antes de ver la Virgen María o enanitos del espacio. Cuando examinamos detenidamente a los que afirman haber sido testigos de naves espaciales aparentemente sólidas, con ventanas, aletas, etc., vemos que fueron capaces de percibir distintivos que normalmente no eran visibles debido a las distancias involucradas, detalles como remaches o asideras.

En muchos casos de fantasmas, vemos que algunas personas son capaces de ver los fantasmas mientras que otros no pueden hacerlo, ya que aparentemente han entrado en un EAC. La mente es, a menudo, el principal culpable de estas distorsiones de la realidad. Esto también justifica las distorsiones de tiempo y los lapsos de tiempo reportados en tantos casos. Las víctimas estaban en un estado de trance, y al salir del mismo, tuvieron recuerdos que fueron más bien alucinaciones y no reales (para entender esto a cabalidad, conviene ir a una biblioteca de calidad y examinar la amplia literatura referente a las alucinaciones).

Una joven pareja conducía a lo largo de la ruralía de Gran Bretaña a mediados de los ’70 cuando encontraron un pequeño lago en un sitio apartado. En el centro del lago había una enorme peña, y sobresaliendo de ella había una espada deslumbrante, idéntica a la que sale en las leyendas del rey Arturo.

Siguieron su camino, pero se pusieron a pensar sobre la extraña vista y decidieron volver al lugar el fin de semana siguiente…¡y no pudieron localizarlo! Pasaron los siguientes fines de semana recorriendo la ruta en vano, buscando el lago que ya no estaba ahí. El renombrado investigador Ted Holiday les entrevistó detenidamente sobre este extraño incidente.

Los que hayan leído “El viaje interrumpido” del autor John Fuller, sobre las experiencias de Betty y Barney Hill, saben que la pareja estuvo tan perturbada por su encuentro cercano se recorrieron la misma ruta una y otra vez por espacio de un año, tratando de encontrar, en vano, el sitio exacto donde vieron su platillo volador.

Finalmente, transcurrido un año, eligieron un lugar que pensaron podía haber sido el correcto. Al igual que muchos, se habían visto enmarañados en una distorsión de la realidad, gastando mucho carburante en el intento de localizar su propia versión del restaurante evanescente.

Otra versión de este misterio tiene que ver con aquellas personas que conducen grandes distancias sin tener ningún recuerdo del viaje. En algunos casos, la gente conduce cientos de kilómetros en un plazo de tiempo imposiblemente breve.

En otros casos, la gente conduce a lo largo de una ruta que utilizan cada día de su vida, pero descubren que todo ha cambiado. No reconocen las casas, la gente ni el paisaje. Justo cuando comienzan a sentir pánico, todo vuelve a la normalidad.

Quentin Reynolds, conocido corresponsal de guerra, conducía su Jeep a través de una aldea abandonada en Sicilia – una aldea que no estaba en los mapas y que no existía cuando hizo el viaje de vuelta un día más tarde.

Todos los lectores de FATE conocen la historia clásica de las dos maestras que visitaban un parque en Francia cuando se encontraron repentinamente una era anterior de la historia en la que todos los transeúntes vestían indumentaria de otra época. ¿Retrocedieron en el tiempo, efectivamente, o se vieron atrapadas en un EAC?

En nuestro mundo materialista solemos buscar respuestas externas para estas interrogantes. Después de todo, ¿cómo podemos llenar nuestras barrigas en un restaurante alucinatorio? En un caso que obra en mis archivos, un hombre conducía por un camino secundario de la Florida y se detuvo en una gasolinera para llenar el depósito de su vehículo. Al regresar, no encontró la gasolinera. ¿Significa que su vehículo estaba funcionando con carburante fantasma?

Las soluciones reales a los eventos irreales pueden tener respuestas múltiples. Pueden tratarse de distorsiones de la realidad, del tiempo, de la mente humana, o del pegamento galáctico desconocido que cementa nuestro frágil mundo. En una ocasión visité una casa en Ohio que no estaba ahí al día siguiente. Los vecinos de la región me dijeron que la casa solamente aparecía durante las noches de tormenta. Pero el tiempo estaba despejado durante mi visita.

Si has tenido una de estas vivencias, nos gustaría de verdad conocer todos los detalles. No estás solo. Nuestro mundo se encuentra encapsulado dentro de un campo de energía o caparazón cósmico que se escapa a nuestro entendimiento, aunque resulta posible atravesarlo accidentalmente o adrede para ver lo que hay del otro lado.

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