Thursday, July 10, 2014

Lagos Encantados y Ciudades Perdidas




Lagos Encantados y Ciudades Perdidas
Por Scott Corrales, Arcana Mundi
© 2014


En su trabajo “Magical Powers, Mystical Beings and Haunted Waters” (1996), David Brakke, estudioso de la Facultad de Ciencias y Matemáticas de la Universidad de Towson (Maryland, EEUU), señala lo siguiente: “Aparte de sus numerosas cualidades positivas o restaurativas, el agua también tiene connotaciones de misterio e intriga. La superficie tranquila y vítrea de los lagos y estanques puede reflejar las manifestaciones fantasmales del mundo de los espíritus. El agua está vinculada a la muerte, donde el fondo insondable de los lagos o los mares, cuerpos sin fondo, representa la tierra de los muertos o el reino de los espíritus del otro mundo. Con esta amplia gama de significados no debe sorprendernos que los cuerpos de agua – los lagos en particular – atraen y repelen, fascinan y asustan. Aunque son partes íntimas del panorama, no entendemos los lagos en sí. Las propiedades esenciales de los lagos son ignoradas a menudo en las historias folclóricas o en la literatura.”
Basta con ver el aspecto que adquiere un cuerpo de agua con el cambio de condiciones atmosféricas – es decir, el espejo de agua sonriente bajo cielos despejados adquiere matices plomizos y carentes de vida bajo los cielos nublados, amedrentando a los que lo miran y tienen que ganarse la vida en sus aguas – como para darle la razón al largo planteamiento de Brakke que hemos elegido para comenzar este artículo.

Uno de estos extraños cuerpos de agua es el lago Issyk-Kul en Kirguistán. Con una superficie total de dos mil cuatrocientas millas cuadradas, el Issyk-Kul ocupa el segundo lugar entre los lagos de montaña más grandes del planeta, a una elevación de cinco mil doscientos pies, ye l primer lugar le corresponde al Titicaca en Bolivia. Alimentado por cientos de vertientes, el lago tiene la extraña propiedad de nunca congelarse, a pesar de los rigores del invierno en esas latitudes y elevaciones. El cuerpo de agua gozó de gran popularidad durante la época de la Unión Soviética como balneario – calidad que recuperado en décadas posteriores – y los visitantes puede deleitarse caminando sus costas, navegando sus aguas, o sencillamente contemplando las nevadas cimas de las sierras Teskey Ala y Kyungey Ala, formaciones orográficas conectadas a la cordillera Tian Shan. Pyotr Semyonov la describiría en su bitácora de viaje como “una preciosa aguamarina en la montura plateada de las nevadas serranías circundantes".

Crónica de una visita presencial

En el 2000, la viajera Claire Barnes tuvo la oportunidad de visitar el Issyk-Kul y su entorno y proporcionar una serie de impresiones de gran valor para los que no tenemos los medios para emprender dicho recorrido. “Las formaciones geológicas son espectaculares en algunos sitios – sobre todo entre los lagos del Dragón y Kzil. Los frescos budistas en Kizil y la caravanera de Tash Rabat fueron placeres anticipados, y hay que destacar el mausoleo de Ozgón, aunque Uzbekistán cuenta con mayor riqueza de monumento islámicos”.

La viajera agrega lo siguiente, y esto es lo que nos interesa: “Me sentí intrigada por la magnitud y el potencial de otros materiales arqueológicos, enormes sitios como Burana, devastada por Genghis Kan, y los extraordinarios restos de civilizaciones anteriores, mal explicadas, tal como el Hombre Dorado, los sitios sumergidos de Issyk-Kul, túmulos funerarios cuyos tesoros acabaron en Rusia y los petroglifos. […] El día miércoles 29 pude inspeccionar los restos visibles de algunas ciudades sumergidas visibles desde la orilla. Existe un departamento de arqueología kirguiz, pero aparentemente hace muy poco debido a la falta de ímpetu y de fondos, mientras que la colaboración con los extranjeros es tabú tras las malas experiencias con los buscadores de tesoros. Es una pena, porque el potencial es enorme.”

El que esto escribe se comunicó con Barnes para indagar sobre algunos de los particulares de su visita, particularmente el hecho de que la agencia RIA Novosti era la única fuente de muchas de estas narrativas sobre expediciones al Issyk-Kul. Esta fue su respuesta: “Estimado Scott, me temo que no puedo brindar datos corroborativos. Existen sitios arqueológicos fascinantes en la zona, pero no tengo idea sobre las investigaciones realizadas de manera sistemática ni de lo que haya escrito fidedignamente. Tengo entendido que de las numerosas excavaciones realizadas, los artefactos tangibles y los conocimientos adquiridos fueron repatriados a Rusia”.

Entre las brumas de la historia

Pero sus bondades turísticas, obviamente, no son lo que nos interesa aquí. Una leyenda muy parecida a la del rey Midas nos informa que el monarca de estas tierras tenía orejas puntiagudas como las de un asno, secreto conocido solamente por su barbero, que se desvivía por contar lo que sabía a alguien, pero temeroso de la cólera del rey. Decidió entonces gritar el secreto a viva voz al fondo de un pozo, pero olvidándose de taparlo. Las aguas subieron de la profundidad del pozo para anegar la superficie y eventualmente el país del rey Ossounes, formando el lago Issyk-Kul. Las aguas supuestamente ocultan cuatro ciudades olvidadas por el hombre.

O tal vez no tan olvidadas, ya que se dio a conocer en el 2008 que un grupo de estudiosos había descubierto “una civilización antigua” en el fondo del lago. Según Nikolai Lukashov, el consorcio internacional de investigadores había comprobado la existencia de una civilización cuyo desarrollo “era comparable con el de las culturas helénicas del Ponto Euxino (Mar Negro) y las costas mediterráneas de Egipto”.

Los investigadores afirmaron haber localizado “asentamientos de importancia” correspondientes a una cultura desconocida. Entre los estudiosos se mencionan los nombres de Vladimir Ploskikh, Svetlana Lukashova y el autor del artículo, con certificaciones impecables como buceadores, ya que la arqueología subacuática lo exigía. “Los buzos se sumergieron en el lago numerosas veces para estudiar su fondo.”

Grande fue la sorpresa de los participantes en la investigación cuando descubrieron los restos de una gran ciudad de más de quinientos metros de contorno y grandes murallas a profundidades que oscilaban entre los siete y doce metros. “Era una metrópolis para su época,” escribe Lukashov, “y también encontramos túmulos funerarios escitas, erosionados por los siglos, con numerosos artefacto de bronce en buen estado de conservación: hachas de batalla, puntas de flecha, dagas, objetos descartados por los herreros y una barra de oro de facetas múltiples, la moneda de curso legal de aquel entonces”. Se hace mención de un caldero ritual, hecho de bronce, cuya elaboración sugiere una metalurgia que solo se obtiene mediante el “uso de gases inertes”, algo más allá de la sofisticación de una cultura de aquella época, que también se manifiesta en los espejos y armas de bronce hallados en el lago.

El autor hace un paréntesis sumamente interesante, mencionando que los exploradores rusos Dmitry Przevalsky y Pyotr Semenov-Tian-Shansky habían lanzado sus expediciones asiáticas desde las costas del Issyk-Kul. Los rusos había visitado Venecia a mediados del siglo XIX para consultar el Atlas Catalán de 1375 de Cresques Abraham, uno de los mapas medievales más importantes, en el que descubrieron un dato fascinante. El lago aparentemente aparecía en el mapa con la siguiente leyenda: “El punto se denomina Isicoll. Aquí existe un monasterio de los hermanos armenios, que supuestamente contiene los restos del apóstol y evangelista San Mateo”.



Los exploradores se dieron a una búsqueda infructuosa del monasterio olvidado, y Lukashov conjetura que “habría acabado sumergido en las aguas del lago”, que parece estar sujeto a cambios bruscos en su nivel de agua a consecuencia de terremotos y diluvios provenientes de los lagos a alturas superiores (refiriéndose tal vez al Kapshagay y al Sorbulak, o los lagos Kolsaiskie que ahora forman parte de un parque natural). “Las aguas retroceden al paso del tiempo, y la gente vuelve a ocupar sus costas, a la merced de otras inundaciones que se producirán dentro quinientos o setecientos años”.

En el 2004, la Big News Network (www.bignewsnetwork.com) anunciaba otra expedición conjunta de Rusia y Kirguistán a las aguas del Issyk-Kul encabezada por Vladimir Poloskih, haciendo mención de una isla desaparecida en el lago que en algún momento fue utilizada por el conquistador Timur para ocultar su tesoro y rehenes. Los vecinos de las comunidades circundantes habían bautizado la isla desconocida con el mote de “Atlántida” en honor al desparecido continente descrito por Platón en sus obras.



Ya correspondan a el legendario Ossunes o al más que histórico Timur, las ruinas supuestamente cubiertas por las aguas del Issyk-Kul no serían las únicas en Asia. La agencia de prensa Xinhua anunció el lanzamiento de la primera expedición de arqueología submarina china a las profundidades del lago Fuxian en la provincia de Yunnan. Se cree que la ciudad sumergida corresponde a la época de la dinastía Han. La república de Turquía también cuenta con ciudades anegadas, como la populosa Zeugma de la era helenística, ciudad fronteriza de los romanos finalmente abandonada tras el ataque parto del 252 d.c., cedida a las aguas tras la construcción de un embalse en el año 2000.

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