Monday, November 23, 2009

¿Criatura tipo "Mothman" en Ohio, USA?
















Encuentro cercano con criatura tipo “Mothman” en Stow, Ohio
Por Scott Santa, MUFON-Ohio

Comentario: Este artículo también aparece en la página web de la Munroe Falls Paranormal Society en www.munroe-falls-paranormal-society.com

La Munroe Falls Paranormal Society (MFPS) es un grupo sin fines de lucro que reune a investigadores de lo paranormal basados en Munroe Falls, Ohio, justo afuera de la ciudad de Akron. Con una experiencia colectiva de 40+ años en la investigación y documentación de los apranormal, el equipo MFPS presenta un acercamiento profesional a la resolución de fenómenos paranormales.

Fui contactado por una persona que tuvo un avistamiento totalmente insólito de un ser extraño en Stow, Ohio, comunidad aledaña a mi pueblo. La esposa del testigo se comunicó conmigo para compartir este relato y después de varios días de negociaciones, el testigo convino en reunirse conmigo para recrear los sucesos oralmente y responder a mis preguntas. El testigo titubeaba considerablemente, pero su esposa le persuadió a compartir su relato.

Durante la noche del 14 de septiembre del 2009, el testigo conducía hacia su lugar de trabajo a eso de las 10:15 p.m., con rumbo norte hacia Hudson Drive. Justo cuando el testigo pasaba por debajo del puente de la Ruta 8, a la altura del restaurante Applebees’ en Hudson Drive, se percató de la presencia de un ser negro de 9 ó 10 pies de estatura. No pudo verle cabeza ni rasgos faciales. La duración del evento fue de aproximadamente 5-10 segundos. La criatura estaba a 15-20 pies de su vehículo. El testigo tuvo la sensación de que el ser le miraba y que su presencia era “exclusivamente para él”. No hubo ningún otro automóvil presente durante el evento. Inmediatamente después de devolver su atención a la carretera, miró por el retrovisor y la criatura ya no estaba. No pudo ver si el ser desapareció o salió volando. El testigo se puso nervioso y asustado. Sintió que palidecía y que sus ojos lagrimeaban descontroladamente. Su primer pensamiento fue en regresar a su hogar, olvidando el trabajo. Trato de llamar a su esposa por teléfono, pero el celular no funcionaba (ni la libreta programada ni las teclas de ingreso manual servían). El móvil seguía desplegando el mensaje CALL FAILED (llamada fracasada) que nunca había visto antes. El teléfono estuvo inservible hasta la rampa de acceso a la carretera I-271, aproximadamente 8 ó 10 millas de camino. El testigo llegó a su trabajo, arrepintiendose de no haber dado la vuelta para regresar a su hogar. La experiencia le dejó traumatizado y tuvo una “mala noche” en el trabajo.

El cielo estaba despejado y estrellado. No se conoce ningún otro testigo, ni hubo presencia de animales. Aparte del lagrimeo incontrolable de sus ojos, no se produjeron otros efectos físicos ni fisiológicos. Aparte de la inoperabilidad del móvil, no se produjeron otros efectos adversos sobre los objetos estáticos, como las luces eléctricas, el coche en sí, o su reloj pulsera. El testigo se abstuvo de darle una interpretación religiosa al tema. No hubo ningún lapso de memoria ni sueños relacioandos con el avistamiento de este ser.

El testigo tuvo un encuentro con un objeto aéreo no identifcado (UAO, en inglés) a los diez años de edad cuando vivía en Akron, pero no ha vuelto a tener experiencias paranromales en su vida.

El testigo declaró que inmediatamente después del avistamiento, comenzó a sentirse más y más ofuscado y temeroso mientras más avanzaba. Tenía la sensación de que el ser le estaba esperando y que muy posiblemente le seguía, pero no volvió a verla esa noche. Al día siguiente, de regreso a su casa, y al acercarse al puente de la Ruta 8, comenzó a sentir que le lagrimeaban los ojos. Esta sensación despareció al alejarse del puente.

El testigo me proporcionó un dibujo a lápiz de lo que vió esa noche. Cuando vi el dibujo, quedé sorprendido por el parecido que guardaba con el dibujo realizado por el primer testigo de MOTHMAN en Point Pleasant, Virginia Occidental, en 1966. Mi reacción intuitiva es que el testigo es sumamente fiable y sincero en su testimonio. En ningún momento trató de agregar detalles a su narración – y me la relató dos veces – ni a su dibujo, que era un boceto bastante sencillo. Así que a fin de cuentas, no tenemos respuestas. No obstante, el dibujo y su parecido sorprendente con el legado de MOTHMAN me intrigan. Seguiré en contacto con el testigo y le visitaré periódicamente, esperando ansiosamente si se producen encuentros adicionales en esta zona que puedan validar la manifestación de este ser.

(Traducción por Arcana Mundi)

OVNI sobre el Lago Erie

Avistamiento OVNI Sobre el Lago Erie
7 septiembre 2009
Investigación realizada por Connie MacNichols


El testigo (27 años de edad) manifestó que tanto él, su novia (de 25 años de edad) y su primo (18) estaban a la intemperie mirando una tormenta que se acercaba. Después del impacto de un rayo, su novia pudo advertir la presencia de un objeto al norte y al otro lado de la calle sobre Sandusky Bay (Lago Erie), llamando la atención de los dos varones. Según la descripción ofrecida por el testigo, el objeto tenía forma de balón de fútbol y con el tamaño aparente de una aspirina al final de un brazo extendido, con una longitud de 30 pies aproximadamente en su tamaño actual aparente. Se encontraba a 30-40 grados sobre el horizonte y a 1500 pies de distancia. No emitía sonido alguno. Se desplazaba lentamente de este a oeste, y daba el aspecto de tener un color gris como el color del cielo, pero más oscuro en su centro. Los bordes parecían ondulantes y distorsionados. Después de observar el objeto durante un minuto, este comenzó a cambiar de forma para adquirir la forma de una herradura, con la abertura apuntando hacia arriba. Permaneció así por espacio de cinco segundos antes de asumir de nuevo su forma de balón. El objeto comenzó a ganar altura hasta desparecer detrás de una nube cuatro minutos después. La duración total del avistamiento fue de cinco minutos.

La temperatura en ese momento era de 69.8 grados Fahrenheit, el viento soplaba desde el sureste a 9.2 mph y llovía con una visibilidad de 2 millas.

El testigo parecía estar convencido de que lo visto no era una nave convencional ni un fenómeno asociado a la tormenta, debido a la duración del evento. Estuve de acuerdo con su evaluación. El testigo parecía ser una persona fiable y sincera, y sólo quería saber qué era lo que había visto.

CR: William Jones – MUFON-Ohio
(Traducción de Arcana Mundi)

Extrañas luces avistadas durante lanzamiento cohete NASA

Extrañas luces avistadas durante lanzamiento cohete NASA
Prensa Asociada – 20 septiembre 2009-11-23

La NASA ha informado que el lanzamiento de uno de sus cohetes desde el estado de Virginia fue parte de un experimento, y que el lanzamiento pudo haber sido la causa de que docenas de personas afirmaran haber visto luces extrañas en el cielo.

La agencia espacial manifestó que había lanzado el Black Brant XII la noche del sábado para recopilar datos sobre las nubes más altas en la atmósfera terrestre. Al momento de producirse el lanzamiento, docenas de personas en el noreste comenzaron a llamar a sus estaciones locales de televisión para dar parte sobre las “luces raras”.

Las llamadas tuvieron su origen en sitios tan distantes como Boston, casi 380 millas al noreste del punto de lanzamiento.

El cohete está diseñado para crear un a nube artificial. La NASA espera que el experimento proporcione información sobre la formación y propiedades de las nubes noctilucentes, que se producen a grandes alturas.

CR: Ron Bracale, MUFON, William Jones, MUFON-Ohio

(Traducción de Arcana Mundi)

Tuesday, November 10, 2009

Dimensiones Inexplicables: desafiando lo desconocido















Dimensiones inexplicables: desafiando lo desconocido
Por Scott Corrales – Arcana Mundi
(c) 2009



Según el informe del comisario, lo habían hallado desfallecido en la cuneta de uno de los caminos vecinales. Un hombre – granjero, a juzgar por su ropa, hecha jirones – con síntomas claros de deshidratación. No fue sino hasta mucho después que recobraría el conocimiento en el pequeño hospital general de la comunidad de Morgan, Pennsylvania. Los análisis confirmaban el diagnóstico inicial de inanición, y las autoridades se preguntaban qué pudo haberle pasado para encontrarse en tan penoso estado de repente, en un lugar transitado como la intersección de las rutas 233 y 918. El misterio comenzaría a aclararse poco a poco, a la par que el paciente recuperaba el habla. Dijo llamarse Mike Henry y que era propietario de una lechería al otro lado del estado, casi en la frontera con Nueva Jersey. No sabía dónde quedaba Morgan, ni mucho menos cómo había llegado ahí. Pidió que la policía se comunicara con su esposa e hijos, y dejó de hablar por algunas horas.

Uno de los médicos – Winicki, el cardiólogo – se sentó a lado del paciente, mirándole bondadosamente. “Bueno, Mike...¿nos quieres decir lo que te sucedió?”

El paciente cerró los ojos, meditando su repuesta – una respuesta que el cardiólogo ciertamente no se esperaba. “Doctor, I’ve been to hell.” (Doctor, he estado en el infierno)...

Mike Henry afirmaría, a lo largo de una serie de entrevistas, que había salido una noche a buscar una vacas extraviada y se había encontrado con una especie de “sol” que resplandecía entre los árboles de su granja. Más estremecedora era su declaración de haber visto tres que parecían simios corriendo hacia esta cegadora fuente de luz. Pensando que eran atorrantes disfrazados, Henry se echó a correr, persiguiéndolos hacia la fuente de luz, que en todo momento consideró un enorme proyector de 500,000 candelas de fuerzas. Repentinamente todo se volvió negro. El granjero comenzó a sentir que se le hacía difícil respirar y pasó algún tiempo antes de que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad envolvente, interrumpida por una extraña fuente de luz en el cielo – una especie de sol rojo que arrojaba poca iluminación y ningún calor, pero lo suficiente como para mirar a su derredor y ver que estaba en otro sitio...un lugar cuyas características se asemejaban más a la de “una cantera durante una noche sin luna”. Lo peor era la multitud de ojos rojos en la oscuridad que le miraban a cierta distancia, y que correspondían a seres parecidos a los que había perseguido a través de la “luz”.


Antes de proseguir, debo aclarar que lo anterior es un poco de ficción de mi puño y letra, pero inspirado por una fuente autoritativa y muy importante: otro libro olvidado por la investigación ovni, UFO DYNAMICS: Psychiatric and Psychic Aspects of the UFO Syndrome (Rainbow Books, 1975) por el Dr. Berthold E. Schwarz.

El Dr. Schwarz había participado en la investigación de un caso ovni ocurrido cerca de McConnellsville, Pennsylvania en 1973 – el año durante el cual ni policías ni investigadores se daban abasto para responder a la cantidad de casos sobre OVNIS, seres monstruosos y manifestaciones anómalas en dos o tres estados contiguos de la unión americana. El caso de McConnellsville, estudiado y documentado por Stan Gordon, que estuvo presente para la mayoría de los eventos principales, envuelve no solo la aparición de un ovni a baja altura, sino la presencia de dos seres homínidos peludos (Bigfoot, si se quiere), un agente de la policía estatal, una familia entera de testigos, y la posesión del testigo principal (“Steven”) por una fuerza externa que le hizo rugir como una bestia y vaticinar eventos futuros – que no llegarían a producirse, dicho sea de paso, como suele ocurrir con las profecías ovnilógicas.

En UFO DYNAMICS, el doctor Schwarz describe el estado físico y mental del protagonista, y los distintos factores que pudieron haber tomado lugar durante el evento. Pero en cuanto a los dos seres peludos, hace una observación que nos importa en esto: el extraño resplandor verde de sus ojos sugería que los seres eran oriundos de cavernas muy profundas, o de un mundo o dimensión desconocida donde la iluminación es casi inexistente.

Extrapolando de esta afirmación, esta sería la realidad de donde provendrían criaturas como los enigmáticos Bigfoot de ojos luminosos, el hombre polilla (“Mothman”) y tal vez seres como el Chupacabras o Intruso Esporádico Agresivo.

Mi estampa ficticia sobre la extraña experiencia del inexistente Mike Henry también tiene un punto de contacto con la realidad: descripciones parecidas de seres peludos que entran y salen de poderosas fuentes de luz se han dado en las crónicas oficiales, la más reciente de ellas siendo el libro Hunt for the Skinwalker (NY: Pocket Books, 2005) escrito por e Dr. Colm Kelleher y el periodista George Knapp, y que describe los fenómenos paranormales que se siguen produciendo hasta el sol de hoy en el rancho Gorman del estado de Utah, EE.UU.

Dos de los investigadores que participaron en la investigación de la multiplicidad de fenómenos reportados en el rancho tuvieron una experiencia singular con lo que vendría a conocerse como “el túnel”.

El 25 de agosto de 1997, los investigadores escudriñaban los alrededores con sus cámaras infrarrojas hasta que percibieron una luz amarilla a 150 pies de distancia. Su brillantez iba en aumento, hasta que uno le dijo al otro: “Es un túnel y no tan solo una luz” (Skinwalker, p. 145).

Consternados, los investigadores trataron de no perder la calma y seguir midiendo el fenómeno, pero repentinamente se dieron cuenta de que “algo” salía del túnel de luz amarilla. “Dios mío”, dijo uno de los investigadores, “hay una criatura de color negro saliendo. Puedo verle la cabeza”, agregando poco después: “Oh, Dios...acaba de salir – ¡y no tiene rostro!”

El lector pensará a estas alturas que el libro de Kelleher y Knapp es una obra de ficción tipo Peter Straub o Steven King, pero se trata de una obra dedicada al estudio sistemático de los fenómenos que aparentemente vienen ocurriendo lugar desde hace décadas en esta propiedad de la cuenca geográfica de Uintah. Las manifestaciones de los “seres negros” y sin facciones se convertirían en una de las pruebas más contundentes sobre la interdimensionalidad del fenómeno.

Lo verdaderamente aterrador eran las dimensiones de los seres oscuros. Los investigadores, recuperados de su pavor, estimaron el peso del “intruso” en unas cuatrocientas libras (190 kg.) y su estatura se aproximaba a los seis pies (2 m.. Un olor fuerte y fétido acompañaba la manifestación.

Las investigaciones en el rancho Gorman habían sido financiadas por el millonario Bob Bigelow, y los investigadores reclutados para realizar la labor eran de excelente reputación y formación. Pero toda su experiencia en el campo de actividades científicas y tecnológicas no les había preparado para una experiencia de esta índole – ver como un enorme ser se abría paso por un agujero en la realidad, sólo para esfumarse en la oscuridad de la noche del Far West americano. Peor aún, las fotos tomadas del “túnel” solo mostraban una luz de contorno indefinido, a pesar de las decenas de miles de dólares invertidas por el grupo Bigelow en material fotográfico.

Mucho antes de que los investigadores descubriesen el insólito “túnel” a otra realidad, la familia Gorman había visto animales extraños en los predios: aves de un extraño plumaje rojo que no correspondían a ninguna especie conocida en la zona, grandes arácnidos, hienas inmunes a las balas y otras rarezas. ¿Especies arrastradas accidentalmente por el túnel desde su realidad a la nuestra, o arrojados deliberadamente para comprobar nuestras reacciones? Lo cierto es que desaparecían a los pocos días de haberse manifestado inicialmente, y en el caso de los extraños cánidos parecidos a hienas, capaces de atacar a los caballos de la granja con impunidad.

Sin embargo, años antes de estas investigaciones en el rancho Gorman, Tom Dongo, un vecino de Sedona, Arizona (EE.UU.) mejor conocida como “la capital de la Nueva Era”, había logrado fotografiar estos túneles a otros niveles de existencia – reproduciéndolas en un libro que tuvo amplia difusión en su momento. Pero lo que podía “verse” al otro lado de los túneles fotografiados por Dongo era un paisaje oceánico muy distinto al desierto que rodea a Sedona, llegando a capturar imágenes de un humanoide borroso. (Dongo, Tom y Bradshaw, Linda. Merging Dimensions: The Opening Portals of Sedona, Hummingbird Publishing, 1995)

No deja de ser interesante que Jacques Bergier, escribiendo sus libros casi tres décadas antes de estos eventos, mencionara que algunos satélites artificiales retrataran paisajes de nuestro mundo que no correspondían a la geografía que conocemos. Aunque los expertos casi seguramente descartaron las imágenes a las que se refiere el genio francés como “errores de procesamiento”, podríamos teorizar que resulta posible que el ojo electrónico llegue a ver realidades que no son aparentes para la vista humana, presa del estrecho campo visual de 6000 angstroms.

¿Y qué podemos decir de estos mundos desconocidos? El autor de las viejas pulpas de “Blade” insistía en que hablar de dimensiones era para niños, y que su protagonista se desplazaba de una “frecuencia” a otra, como si fuese el cuadrante de una radio. ¿Tendría razón, y estos mundos conviven con nosotros al igual que una estación que transmite rock existe al lado de otra de música clásica, totalmente ajenas de su existencia y la de otras emisoras? La evidencia del rancho Gorman – sin abusar lo que se entiende por “evidencia” – sugiere un mundo de vida animal, con pájaros e insectos de características tropicales, tal vez una interminable selva. Pero, ¿qué podemos decir de los mamíferos – si es que lo son – que también visitan nuestro mundo? Los seres negros y peludos con ojos fosforescentes vendrían de una realidad, dimensión o “frecuencia” muy distinta – tal vez un mundo sumido en la oscuridad total, donde las criaturas que denominamos Bigfoot, yeti, pie grande, y otros nombres libran batallas contra los hombres polilla, chupacabras, hienas por el dominio de un paisaje estéril e inhóspito. En estas cuestiones acudimos a La octava torre de John Keel, el libro de texto por excelencia acerca de las criaturas raras que nos visitan:

“Resulta más factible pensar que estos no son animales, sino distorsiones de la realidad, insertadas en nuestro espacio-tiempo por las maliciosas fuerzas del superespectro. La densidad de algunas de estas criaturas indica que no son de carne y hueso, sino que están hechas de átomos altamente condensados comparables a los del plutonio. Y al igual que el plutonio, metal radiactivo hecho por el hombre, se deterioran a una tasa sumamente veloz. El plutonio es muy pesado, y solo se requieren once libras para confeccionar una bomba atómica.


“Puesto que las masas energéticas del superespectro pueden alterar sus frecuencias y desplazarse a lo largo del espectro electromagnético, podemos suponer que también son capaces de manipular la estructura atómica para internarse a nuestra realidad, creando átomos compatibles con nuestra estructura atómica. Los antiguos dieron el nombre de transmogrificación a este proceso. Los átomos de mayor peso y más compactados, con un campo denso de electrones en sus orbitas, disipan su fuerza con rapidez. El plutonio es un elemento muy poco estable, propenso a la combustión espontánea. Imaginemos que cuando las energías del superespectro vibren hasta llegar a nuestra realidad, se trocan en átomos de vida muy corta y densidad inusual. En las primeras etapas de su creación, los seres transmogrificados son relativamente inofensivos, pero cuando comienza a producirse el deterioro, comienzan a desprender electrones y radiaciones que causar daño a los seres humanos y animales, en la misma forma que los platillos voladores hacen daño.

“Algunos monstruos permanecen en nuestro medio por varios días, y son vistos por muchos, antes de desaparecer por completo. Los animales sufren daños simbólicos durante este período, ya que los monstruos intentan reponer sus menguantes fuerzas con materia terrena de origen animal. Pero llevan las de perder, y el monstruo acaba derritiéndose, dejando poco más que un terrible olor.

“En algunos casos, aparecen OVNIS sobre los monstruos, disparando haces de luz sobre ellos. Los monstruos desaparecen, dejando tras de sí un residuo de carburo de silicio (SiC), compuesto cristalino sumamente duro que se ha recogido en numerosos sitios [en que ha habido] aterrizajes de OVNIS o manifestaciones de seres monstruosos. Se le confunde a veces con la escoria normal de una fundición. Lógicamente, es lo único que queda del proceso de transmogrificación”
(Keel, The Eighth Tower, p. 101-102)

Ahora abordamos el tema con el que comienza este escrito. ¿Puede un ser humano entrar a una de estas realidades o frecuencias? En el caso del rancho Gorman descrito por Kelleher y Knapp en su libro, y si los investigadores hubiesen hecho de tripas corazón, ¿les hubiese sido posible internarse en el “túnel” para llegar al punto de origen del ser peludo sin rostro? De haberlo conseguido, ¿ hubiesen sobrevivido a la presión, temperatura o atmósfera de esa realidad? O más escalofriante aún -- ¿les hubiese sido posible volver a nuestro mundo?

Al autor Brad Steiger se le puede conferir con gran justicia el título de “decano de los escritores de lo paranormal” (¡O canciller, ya de estar!) por sus cientos de libros publicados sobre distintos aspectos del misterio, una labor que persiste hasta el día de hoy. De uno de los libros de Steiger – Strange Disappearances (NY: Lancer Books, 1972) – se desprende una narrativa sorprendente para la que no existe corroboración alguna. O aceptamos la sinceridad del testigo, y la honestidad de Steiger, o nos refugiamos en el inútil “testis unum, testis nullius” del derecho romano.

Steiger tuvo la oportunidad de mantener un intercambio epistolar con un individuo supuestamente capaz de internarse a voluntad en estos otros niveles de existencia. Al Kiessig, natural de Missouri (EUA) escribió detalladamente sobre sus experiencias con los portales dimensionales o "puntos de acceso" a otras realidades.

Pero dejemos que nos lo cuente el mismo Steiger:

“En Febrero de 1971, poco después de la aparición en la revista SAGA de una nota mía sobre los viajes en el tiempo, recibí una carta de un caballero de talento inusual cuyo nombre era Al Kiessig, cuyo don era el atravesar las “puertas” entre dimensiones. En nuestro intercambio epistolar, Kiessig compartió un sinnúmero de experiencias conmigo, y descubrí que mi corresponsal era un hombre franco y sincero. El lector, por supuesto, tendrá que juzgar la validez de sus experiencias por sí mismo”.

Kiessig informó al escritor que uno de nuestros "universos vecinos" es un entorno insonoro que carece de viento o de sol, aunque su cielo dispone de suficiente luz como para sugerir la existencia de semejante astro, y que él mismo pudo internarse en dicho mundo mientras que paseaba a su perro en Arkansas en diciembre de 1965.

“Existen dos sitios, uno en Missouri y otro en Arkansas”, reza la carta del caminante interdimensional, “en los que pude pasar a nuestro universo vecino. Es un lugar muy silencioso. Hasta se parece a nuestro mundo, pero no hay sonido, ni viento, ni sol, aunque parece que el sol está brillando. En el estado de Missouri descubrí dos campos que disponían de portales, o lo que yo llamo vórtices. No importa a donde caminara uno, siempre se regresaba al punto de partida, y si hubiese dado con el centro del vórtice, entonces hubiese salido en un lugar irreconocible a una o dos millas de la entrada. Era necesario recuperar el equilibro interno antes de poder reconocer el entorno. Cada portal es distinto, pero creo que si uno fuese capaz de reconocer estas aberturas, sería posible usar el portal en Arkansas para llegar hasta tu casa en Iowa.” (Strange Disappearances, p. 145-46)

Este mundo silencioso parecía imitar al nuestro, copiando hasta los detalles de las casas de madera descubiertas por Kiessig en su paseo. Pero el silencio, la ausencia de vida animal y de seres humanos infundían pavor. También parece haber una diferencia de tiempo considerable entre ambas dimensiones.

Kiessig pasó a mencionar una región sin nombre en las montañas Ozark desde la cual podía ver otra dimensión con claridad, y ver la manera en que sus habitantes entraban a la nuestra. Kiessig afirmó su creencia que esta otra dimensión paralela representaba "el infierno terrenal donde Jesucristo predicó por tres días antes de ascender al cielo". Según Kiessig, otras puertas dimensionales conducen "a una tierra sin vida. Otras te llevan al pasado, y otras te conducen al futuro de este mundo".

El mundo vacío visitado por Kiessig recuerda poderosamente a la “realidad anterior al comienzo del tiempo” – la realidad que existe entre los segundos del reloj, vaya – que nos presenta Stephen King en su novela “The Langoliers”. Si la experiencia del corresponsal de Steiger resultara ser verídica - ¿existen copias de nuestra realidad, mayormente inútiles, como los archivos TEMP de nuestros ordenadores? Si soltamos las riendas de nuestra imaginación, podemos conjurar una situación en la que un pobre diablo cae accidentalmente en uno de estos universos copia, creyendo todo el tiempo que está en el suyo, por sutiles que puedan ser las diferencias, hasta que una fuerza exterior venga a borrar los archivos superfluos...

Thursday, November 05, 2009

Expedientes Olvidados: "La verdad está en el anaquel"















Expedientes Olvidados: “La verdad está en el anaquel”
Por Scott Corrales
Arcana Mundi (c) 2009


A los jóvenes les molesta un poco que sus mayores se la pasen hablando de tiempos de antaño que pueden haber sido subjetivamente “mejores” en una forma un otra. Esta diferencia de opiniones siempre sale a relucir en cuestiones de moda, música, política y conducta personal, y ambas partes se cruzan de brazos y se dan la espalda al final del intercambio. Sucede que esto también ocurre en la investigación ovni.

Para muchos – quizás la gran mayoría – vivimos en el mejor momento para la investigación del fenómeno ovni. Si encendemos la radio, es casi seguro que alguna estación tenga programas dedicados a platillos voladores, seres extraños, fantasmas y casas encantadas; si hacemos lo mismo con el televisor, nos saldrán programas con “expertos” al servicio de las grandes productoras, llevándonos a lugares lejanos por treinta minutos y sin llegar a conclusiones sobre las cuestiones planteadas; si pasamos de los medios tradicionales y nos zambullimos en Internet, nos encontramos con el país de las maravillas – blogs, webs, listas de correo, programas de radio descargables en una variedad de formatos, los miles de vídeos que recoge YouTube, archivos PDF con información variada...

Sin embargo hay un reducido número de interesados en el tema para los que el fenómeno del misterio corresponde a un mundo en desaparición: el de los medios impresos. La lectura y relectura de casos, entrevistas y estudios detallados que no tienen cabida en los 42 minutos que nos ofrece un programa de televisión (y el resto del tiempo dedicado a vendernos dentrífico. Aunque la comunicación casi instantánea por correo electrónico agiliza el intercambio entre interesados y estudiosos, se agudizan las diferencias, se malinterpretan los comentarios en la pantalla, y el objetivo de la comunicación se reduce en algunas ocasiones al ad hominem.

Sirva todo este preámbulo para enfocar un imaginario reflector de gran potencia sobre el punto de procedencia de las respuestas que nos gustaría obtener acerca de lo desconocido: el sobrecargado anaquel de libros de ovnis, enigmas planetarios, criptozoología y temas afines.

Abrir un libro se torna difícil con lo acostumbrados que estamos a leer cosas en las pantallas de nuestros ordenadores (aunque podemos hacerlo en PDF, como no. En algunos de estos libros existe información que ha caído al vacío, tal vez debido al tiraje limitado de los mismos, la muerte de los exponentes de una u otra teoría, o sencillamente la velocidad a la que se mueve el mundo moderno. En ellos encontramos reflexiones olvidadas que son más útiles y aplicables en el 2009 (casi 2010) que lo fueron en 1975.

¡Misterios resueltos hace 3000 años!

El primero en afirmar que el misterio de los OVNIS y los seres misteriosos ya estaba resuelto, y que la respuesta existía desde la era preclásica, fue John A. Keel, investigador de prestigio mundial, trágicamente fallecido este año. Saquemos su libro The Mothman Prophecies (Las profecías del hombre polilla, Nueva York: Signet, 1976) del estante a ver lo que nos dice:

Hace tres mil años, un reducido grupo de genios investigó y resolvió el misterio de los objetos voladores no identificados. Desde entonces, muchos otros se han aproximado al misterio desde perspectivas distintas y lo han resuelto una y otra vez. Desdichadamente, sus soluciones fueron ofuscadas por las extrapolaciones intelectuales y la pesada terminología de la filosofía y la teología. Pocos entusiastas de los OVNI en la actualidad cuentan con la formación para entender sus escritos. Como alternativa, prefieren enfrentarse al fenómeno al nivel puramente materialista, suponiendo que la presencia de objetos y seres inusuales en nuestra atmósfera representa evidencia de alguna cultura extraterrestre.

Jenófanes, uno de los primeros filósofos (siglo VI a.c) observó que los etíopes pensaban que sus dioses eran negros y de nariz chata, como ellos mismos. Hoy ya no creemos en las visitas directas de nuestro Dios, así que hemos creado una mitología fundamentada en la creencia de astronautas interplanetarios a nuestra propia imagen y semejanza. Cuando los antiguos divisaban gigantescos bípedos peludos, con ojos ardiendo como tizones, suponían que eran demonios. Los primeros investigadores llegaron a la conclusión de que esos demonios no existían, por más que dejaran huellas y ocasionaran daños físicos. Acuñaron el termino “khimaira” (quimera) para describirlos... (Mothman, p. 36)

Es posible imaginar la guerra de palabras e insultos que se desataría en Internet si alguien tuviese la osadía de sugerir que los OVNIS y seres raros cuya presencia se nos informa constantemente son puramente quimeras, por más que dejen huellas, puedan retratarse con cámaras digitales, o sirvan de tarjeta de presentación a los interesados en ir de congreso a congreso. Pero dejemos que siga Keel:


Mis largas y costosas excursiones a la frontera en la que se combinan lo real y lo irreal no han producido prueba alguna para respaldar la idea de que nos visitan tímidos viajeros de otra galaxia. Al contrario, me he dado cuenta de que hemos estado observando fuerzas complejas que siempre han sido parte esencial de nuestro entorno inmediato. En vez de pensar el extraterrestres, he adoptado el concepto de los ultraterrestres – seres y fuerzas que coexisten con nosotros, pero en otro marco temporal. Es decir, que operan fuera de los límites de nuestro tiempo-espacio, pero tienen la capacidad de irrumpir en nuestra realidad. Su mundo no es un lugar, como lo son Marte o Andrómeda, sino un estado de energía. El fenómeno OVNI es un fragmento trivial de un fenómeno más grande que puede dividirse en dos partes: el primero y más importante consiste de las misteriosas luces aéreas que parecen tener inteligencia propia [...] y la segunda parte del fenómeno consiste en el ocultamiento o camuflaje de la primera parte, las “luces nocturnas vagabundas”, como las denomina la fuerza aérea. Si estas luces se manifestaran en ciclos, año tras año, siglo tras siglo sin fenómenos afines, causarían mucho más miedo y preocupación. Pero siempre se han visto acompañadas por fenómenos afines, y estas manifestaciones se han ajustado siempre al psicología y creencias de cada período particular en el tiempo. Los visitantes de los ovnis no son reales en el mismo sentido en que una aeronave 747 es real. Son transmogrificaciones de energía bajo el control de una extraordinaria inteligencia extradimensional. La inteligencia controla eventos importantes mediante la manipulación de ciertos seres humanos mediante el fenómeno de la iluminación mística. (Mothman, p.39).

En cierto modo, al realizar lecturas comparativas de la ovnilogía de los años ’60-’70, podemos ver que la gran mayoría de los escritores del tema se abocaba por esta explicación del fenómeno. Hasta J. Allen Hynek confesaba en sus últimas declaraciones que la naturaleza del fenómeno era “parafísica” en vez de alienígena. Pero la actividad ovni mermó considerablemente en la década de los ’80 al grado que escritores de la talla de Jerome Clark tomaban nota de ello en sus escritos. Cuando el público volvió a interesarse en la materia en 1988, las voces que dominaban el campo diseminaban en sus afirmaciones los guiones de varias películas y series de ciencia-ficción, sobre todo la serie “V”, protagonizada por Marc Singer y Jane Badler, que plasmaba la lucha entre un reducido grupo de héroes contra alienígenas reptiloides de la estrella Sirio cuyo aspecto externo era humano. Era más sencillo volver al paradigma de los alienígenas, sus naves espaciales de “pernos y tuercas” y su plan maestro para la salvación o el exterminio de la especie humana que enfrentar la atemorizante e insuperable “extraordinaria inteligencia extradimensional” que ofrecía Keel. Después de todo, a los humanos nos gusta superar obstáculos, y los extraterrestres de carne y hueso (o de quitina, en un apuro) tal vez puedan ser vencidos con armas existentes o por inventar. O tal vez podamos tenderles una celada, robar sus naves espaciales, y realizar un periplo intergaláctico. Las respuestas simplistas son tan sencillas como las intenciones humanas.

Tal vez esto haya dado lugar al crecimiento del movimiento escéptico que insistía que la creencia en lo paranormal vulneraba el interés popular por la ciencia y el método científico, por más que uno de los programas televisados de mayor aceptación fuese “Cosmos”, la serie de trece capítulos sobre el universo presentada por Carl Sagan. Pero en el seno de la ovnilogía, las dudas sobre el papel de la ciencia – o la ciencia contemporánea – en el fenómeno ya estaban siendo sometidas a debate. Y por científicos.

¿La ciencia y los OVNIS?

Pero casi se cae del anaquel otro tomo cuya difusión fue sumamente limitada, y cuya editorial – la casa Regnery de Chicago – se alejó de temas controvertidos para convertirse en una de las principales editoriales conservadoras de los Estados Unidos. Este libro viene a ser la versión ovnilógica del Simposio de Platón, pero en vez de a Timón y Critias, tenemos los agudos intelectos de los doctores Jacques Vallee y J. Allen Hynek como protagonistas. Reunidos en torno a una mesa, los dos titanes de la investigación ovni nombraron un tercero – el parapsicólogo de Arthur Hastings – para presidir el simposio y participar en él a la misma vez. Titulado The Edge of Reality (Chicago: Regnery, 1975), es uno de los libros más importantes y menos conocidos de la literatura ovni. ¿Y en qué reside su importancia?

El científico galo y el catedrático yanqui hablan francamente sobre los problemas que aquejan a la investigación ovni y los prejuicios y trabas que impedían – en aquel momento – un esclarecimiento del fenómeno. Trabas que persisten 35 años después. Pero hay que cederle la palabra a los participantes del simposio, comenzando con el ya fallecido Hynek:

Hynek: Hay cosas que hacen los OVNIS que podemos afirmar con bastante certeza. Ahora bien, ¿es capaz la ciencia de explicarlas? Obviamente, no puede. Pero Benjamín Franklin tampoco pudiese haber explicado el motivo por el cual brilla el sol. Pues bien, ¿qué tendría que haber hecho la ciencia en la época de Franklin para explicar el brillo del sol? Ese es exactamente nuestro problema. ¿Qué debemos hacer con la ciencia actual para que le sea posible explicar este fenómeno? Tal vez sea necesario desguasar las ciencias, en la misma forma que fue necesario abandonar la física clásica para abordar la mecánica cuántica para lidiar con la física de los átomos.
Vallée: Pero no siempre puedes hacerlo. Por ejemplo, en las predicciones tecnológicas, vemos que siempre hay un elemento de serendipia que no puede vislumbrarse. Al final de la 2da guerra mundial, se formó una comisión para estudiar las armas del futuro. Extrapolaron todos los campos técnicos para imaginar cual seria el arma del futuro. Sabían que las bombas “H” se fraguarían, ya que esto fue en 1946-47. Así que había bombas H, proyecciones en cuanto a cohetes, mísiles, etc. Sin embargo, nadie predijo los mísiles nucleares, ¡porque no tomaron en cuenta la miniaturización! ¡Se debió totalmente a la invención del transistor, que no había vaticinado nadie! La planificación estratégica de los siguientes 20 años se había equivocado en ese punto – nadie pudo concebir la existencia del transistor. Asi que, ¿qué debemos cambiar en la ciencia para hacer que los OVNI sean posibles?
Hynek: ¡A los científicos!
Hastings: ¿Que reacciones especificas han observado que puedan ayudar al lego a entender la reacción del científico ante el fenómeno? Se dio el caso de aquel hombre que te dijo, por ejemplo: “son pamplinas, por supuesto, y no me he molestado en leer nada”.
Hynek: Es la misma reacción que la de los médicos hacia la acupuntura hace diez o quince años. ¿Te puedes imaginar a alguien dictando una conferencia sobre acupuntura, o sobre la deriva continental? Los OVNIS no son tan raros, después de todo.
Vallée: Tampoco significa que todo se puede, y que puedes concebir cualquier clase de magia porque la ciencia la explicará en su momento...(Edge of reality, p. 32-33)

A este intercambio sobre el papel de la ciencia en la investigación le sigue otro más sutil:

Hastings: Bueno, aquí tengo un punto que surge a raíz de esta conversación. Parece que el público coloca a los OVNIS, la PES, Uri Geller y todo eso en el anaquel del ocultismo. La gente con esos gustos acopla todos los fenómenos sin discriminación objetiva.
Vallée: Otro ejemplo de este hecho es que en muchos casos de OVNIS en la tierra, el testigo parece llegar en el instante preciso en que el OVNI está al costado de la carretera, reparando sus averías. Hay muchos casos anotados en que los chóferes se encuentran repentinamente con un OVNI en el camino, y cuyos tripulantes parecen estar reparándolo – lo que carece de sentido alguno. En primer lugar, ¿qué hace en medio del camino? La mejor explicación que hemos concebido hasta el momento es que algo o alguien está exponiendo a los testigos humanos a ciertas escenas con la intención de transmitir ciertas imágenes.

En sus memorias, Vallée confesaría su desamor por la vertiente “paranormal” de John Keel, pero sus propias teorías sobre el fenómeno se desvinculaban de lo mundano. Para el experto en informática, la humanidad estaba siendo sometida --- desde siempre -- a un mecanismo de control de origen desconocido. El operario desconocido del mecanismo introducía seres extraños, luces raras y otros fenómenos para fomentar el desarrollo de la especie. El monolito plasmado por Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke en “2001: la odisea del espacio” representaba una manifestación cinematográfica de este concepto. Jacques Bergier agregaría su propio corolario al concepto de Vallée al agregar que los dioses – por darles un nombre – tenían un cajón en algún lado del cual sacaban monstruos, platillos volantes, etc. para ponerlos en nuestro medio y estudiar el resultado. El siempre controvertido Bergier consideraba que estos seres desconocidos serían dioses, a nuestras luces, ya que pensaba que la extinción de los dinosaurios era la consecuencia de un repentino brote de radiación desde otra estrella – un “disparo controlado” para eliminar especies indeseadas y comenzar de nuevo.

En obras posteriores, Jacques Vallée manifestaría su desilusión al ver que la comunidad ovni se aferraba al modelo simplista de los aliens y sus naves de “pernos y tuercas”:


Tal es la aglomeración de mentiras y estupideces que han engullido muchos ufólogos y la gran parte del público en años recientes que la osadía de poner en entredicho la captura de extraterrestres y sus naves, o su estudio por el gobierno de los Estados Unidos, representa un mal paso de proporciones colosales entre los creyentes en los ovnis. Mis preguntas sencillas y llanas han hecho que los líderes de esta extraña disciplina me consideren como la mofeta que ha irrumpido en su picnic extraterrestre [Revelations, p.233-34] .... La forma genuina del fenómeno OVNI, como he apuntado en mi libro Confrontations, está asociada a una forma de conciencia extrahumana que manipula el tiempo y el espacio en formas que no entendemos. Ninguna de las revelaciones sobre platívolos estrellados en el Hangar 18 o el Area 51 puede explicar la enormes bases de datos recopiladas por los investigadores sobre los verdaderos OVNI, pero en el fragor de la disputa, tales normas lógicas y racionales se hacen a un lado. Hemos olvidado el problema que intentamos resolver [Revelations, p.236-37]

Aunque el doctor Vallée se ha retirado de la investigación ovni para dedicarse a otras actividades, las palabras que escribió en 1990 mantienen su validez casi 20 años después. La ovnilogía computarizada nos brinda espectáculos inolvidables, los dimes y diretes entre aficionados y expertos, una juventud que domina plenamente el medio informático y se divierte creando fraudes preciosos con el mal uso de la técnica, riéndose a carcajadas desde la seguridad de sus ordenadores, y claro...la interminable ristra de congresos sobre más de lo mismo.