Wednesday, March 27, 2024

Juego de Sombras: Manifestaciones Paranormales en EEUU (2004)

 


 

JUEGO DE SOMBRAS: MANIFESTACIONES PARANORMALES

EN EE.UU.

por

Scott Corrales

(c) 2004-04-07

 Los fans de la ciencia-ficción se acordarán perfectamente de una serie de televisión que hace menos de diez años causaba sensación a ambos lados del Atlántico – Babylon 5 – que postulaba como uno de sus muchos temas la guerra entre los humanos y sus aliados de otros mundos contra la siniestra fuerza de “las Sombras” – seres primigenios dignos de la pluma de Lovecraft – que habían regresado después de un milenio para apoderarse de la galaxia.

 El tema que nos ocupa no es tan galáctico ni tan urgente, pero desde hace unos cuantos años, casi ciertamente desde el 2001 en adelante, un fenómeno nuevo y perturbador ha venido sustituyendo al fenómeno ovni y a los misterios de la criptozoología en las preocupaciones de los interesados en el misterio, sus víctimas y sus investigadores. Se trata ni más ni menos que de los informes antes escasos, ahora numerosos, de extrañas formas negras denominadas en inglés shadow people (la gente de las sombras).

El estudio de los fantasmas, desde el siglo XIX, nos viene informando de la presencia de seres que no son precisamente fantasmas ni  manifestaciones ectoplásmicas sino siluetas de forma humanoide que se desplazan velozmente de un lado a otro en casas y edificios que tienen fama de estar “encantados”.  El investigador inglés T.C. Lethbridge, para mediados de la década de los ’60, intentaba encasillar este tipo de manifestaciones en un apartado distinto al de los fantasmas tradicionales, que incluiría a estas sombras; las creencias ortodoxas sobre fantasmas y fantasmogénesis, por otro lado, apuntan que las sombras tienen un origen más siniestro que las asocia con sitios en los que se han efectuado prácticas de magia negra.  Pero estas fugaces siluetas oscuras están apareciendo con mayor frecuencia en nuestros tiempos, llevando a muchos a considerar que puedan tratarse de una nueva manifestación de ser extraterrestre o hasta viajeros interdimensionales de paso por nuestro mundo. Se sabe a ciencia cierta que la presencia de estas sombras en una casa, por ejemplo, es propensa a producir súbitos cambios de temperatura que pueden medirse con instrumentos, además de causar sensaciones de pavor en los testigos (algo que huelga decir, por supuesto) y tienen la peculiaridad de desplazarse en bandadas, atraídas por calamidades naturales y causadas por la torpeza humana. Con esta información en nuestro poder, comenzamos nuestra investigación.

 Los amos de las tinieblas

En 25 de febrero de 2004, Art Bell,  el conocido locutor de temas paranormales en Estados Unidos, recibió una llamada alarmante proveniente de uno de sus radioescuchas en el estado de Arizona (EUA). El hombre, cuyo nombre no fue dado a conocer, pasó a describir una situación alucinante en una voz pausada y muy controlada. Algunas noches antes de llamar al programa, él y su hermano habían estado sentados al frente de su casa-remolque en las afueras de la ciudad de Tucson, disfrutando de una noche estrellada y cálida mientras que consumían algunas cervezas. Poco después, vieron correr a un coyote, seguido por otros, como si huyeran de algo. Los hermanos fueron por sus fusiles, temiendo que la repentina llegada de estos cánidos resultara en estragos al gallinero de su propiedad.

Internándose en la oscuridad de la noche desértica para cazar a los intrusos, se dieron cuenta que había personas caminando sigilosamente entre las piedras y los árboles de la región – el motivo por el cual los coyotes se habían dado a la fuga. Los dos hermanos decidieron treparse a sendos árboles para ver qué iba a suceder, pensando que se trataba de emigrantes ilegales que cruzan la frontera no lejos de la zona, pero nunca tan cerca de su vivienda.

“Pensamos que estábamos viendo las sombras de los caminantes,” explicó el radioescucha, “pero al momento nos dimos cuenta que no eran sombras, sino siluetas con vida propia que marchaban por la noche.”

Pero el grupo de sombras que transitaban por la tierra al pie de los árboles era sencillamente la avanzada de un grupo más grande—“como una ola de mar” cuyo paso podía sentirse en la noche. El radioescucha explicó que por nada del mundo hubiera encendido la linterna que llevaba consigo, mucho menos abrir fuego contra las extrañas presencias que siguieron su rumbo sin prestar atención a los dos hombres.

¿Qué pudieron haber sido esas extrañas formas,  cuya descripción hace recordar tan poderosamente a la nube negra de orcos muertos que envuelve a Gandalf y al rey de Rohan en Las Dos Torres de JRR Tolkien? Más inquietante aún, ¿hacia dónde se dirigían, y con qué propósito? La tradición bíblica siempre ha dicho que los desiertos son el lugar reservado para los espíritus impuros.

A miles de kilómetros de Arizona, en la verde y montañosa Virginia Occidental, cuna del “hombre polilla” y del “monstruo de Flatwoods”, un grupo de adolescentes—los protagonistas casi por excelencia en tales relatos—tendría un encuentro cercano con una de la gente de las sombras.

Corría el mes de julio de 1989 y Suzanne Ocheltree, la joven gerente de un McDonalds en la comunidad de Sago, estaba a punto de cerrar el establecimiento con cuatro de los empleados que eran sus amigos. Este grupo a menudo se dedicaba a hacer camping en las cercanías e investigar las maravillas naturales de su estado. Sin más, Ocheltree y sus amigos decidieron ir a dar una vuelta por Red Rock Road al oeste de la población de Buckhannon a la 1 de la madrugada.

Entrevistada para el libro West Virginia UFOs (1994) Ocheltree recuerda que antes de ponerse en camino, se sintió invadida por una sensación de temor, segura de que “algo terrible les iba a suceder” si se empeñaban en visitar dicho sector a esa hora. Sus compañeros trataron de calmar su preocupación y el grupo se bajó del coche al llegar al prado dominado por una antigua granja abandonada.

“Sabes que ahí espantan”, dijo uno de los chicos de su grupo jocosamente, dirigiéndose hacia la estructura que apenas podía verse en la oscuridad.

Entre risotadas y comentarios de mal gusto, el resto del grupo subió la cuesta hacia la destartalada granja. Suzanne se había resistido inicialmente a formar parte de la expedición a la ruina, pero prefirió no quedarse sola al lado del coche.

“Fue entonces que escuché como regresaba corriendo el chico que se había adelantado al resto del grupo”, explicó la mujer al investigador Bob Teets. “ Volvió corriendo con el rostro blanco y los ojos desorbitados, gritando que algo lo perseguía, que le pisaba los talones. Todos miramos a la dirección indicada y pudimos ver una forma oscura, de unos dos metros de alto, con la forma de un hombre alto. No podía vérsele la cara, pero tenía unos enormes ojos de color verde fosforescente”.

Los cinco visitantes dieron la vuelta y echaron a correr, saltando sobre verjas derrumbadas y evitando obstáculos que eran casi imposibles de ver en la oscuridad. Mientras que huían, explicó que la sombra negra parecía seguirlos, aunque sólo resultaba posible ver los enormes ojos verdes.

Internándose en el coche y abandonando el lugar maldito a toda prisa, Suzanne Ocheltree recuerda que hicieron el viaje de vuelta al estacionamiento del McDonalds en absoluto silencio, pero al llegar a su destino, ella no pudo sino exclamar que no podía bajarse del coche sin saber primero que todos habían visto lo mismo que ella. “Verdaderamente no sabemos lo que fue, pero sentimos miedo, mucho miedo. Había una sensación de maldad en la zona...después del incidente, llegué a escuchar relatos sobre adolescentes que realizaban prácticas satánicas en la región. Se dijo que las paredes de la granja arruinada ostentaban emblemas satánicos y que la policía tuvo que investigar”.

La experiencia de Susan Ocheltree no es única. Otras personas en otras partes del mundo que han entrado –sin saberlo—en lugares empleados para prácticas de magia negra se han encontrado a menudo con “guardianes” de corte sobrenatural que parecen vigilar la zona. En este caso, el protector de los secretos de la granja abandonada lo era una sombra negra...

Encuentros estremecedores

En fechas recientes la página “Paranormal Phenomena” de Stephen Wagner (www.about.com) hizo mención de un caso sucedido en el estado de Nueva Jersey en una casa suburbanita de este estado-alcoba al oeste de la ciudad de Nueva York. El testigo, identificado sólo como “MSF”, cuenta que poco después de haberse mudado a dicho inmueble, sus hijas se quejaban de que “algo” podía verse en movimiento en el sótano, que utilizaban como lugar de juego. La silueta parecía vivir en el techo del espacio subterráneo en cuestión, cerniéndose sobre las chiquillas. Poco después, MSF convirtió el sótano en taller y pudo constatar que sus hijas no le mentían: el espacio estaba lleno de sombras negras en movimiento constante a lo largo de uno de los muros. “Nunca las vimos en ninguna otra parte de la casa aparte de esa, pero aún cuando no nos era posible verlas, estábamos muy conscientes de su presencia. Algunas parecían ser malévolas. Años después, me fue necesario decirles que su presencia no era bienvenida y parecieron alejarse por algún tiempo.”

Según las declaraciones de MSF, tuvo la oportunidad de tener un “encontronazo” con una de estas perturbadoras siluetas mientras que iba de paso a la cocina, llegando a pensar que un intruso había irrumpido en su hogar: “Todo sucedió muy deprisa. La luz no penetraba la silueta como lo hubiera hecho con una sombra—era fornida y con cabeza, pero sin facciones, y con hombros, brazos y torso. Desapareció tan repentinamente que no pude verle ni piernas ni pies. Pude detectar que la sombra estaba tan sorprendida como yo, y que no había esperado ser vista”.

 La experiencia de MSF recuerda poderosamente al famoso “caso de Hackettstown” investigado por el parapsicólogo Peter Jordan y el grupo Vestigia en la década de los ’70, en la que una familia se vio hostigada por presencias parecidas hasta que se descubrió que el lugar había sido empleado para realizar prácticas sobrenaturales, con la condicionante de que las sombras sólo aparecían cuando ciertas constelaciones brillaban en el firmamento.  

Otro testimonio recoge un encuentro extraño en medio de la noche en el seno de una casa estadounidense. El protagonista, Dennis (pseudónimo), narra su experiencia en la página web Darken Souls, donde cuenta que hace una década, se dirgía hacia el cuarto de baño de su casa en horas de la madrugada y que estaba despierto y libre de cualquier sustancia intoxicante. Al pasar al lado de la habitación de sus padres, se dio cuenta que había algo raro en el techo de dicho cuarto – una sombra negra y casi traslúcida que parecía estar adherida al techo, con brazos enormes que parecían las alas de un murciélago.

Maravillado y sin sentir miedo, “Dennis” mantuvo la mirada fija en el fenómeno, que repentinamente se sintió vigilado. La sombra dejó su siniestra vigilancia de los adultos y fijó su atención en el testigo, aunque no podían distinguirse ni cabeza ni ojos. “Y he aquí lo más extraño,” escribe el testigo. “Con el enorme brazo derecho, el ser hizo un gesto que me tocó directamente en el ojo izquierdo, y pude sentir una sensación fría por el momento. Después de hacerlo, la criatura se sacudió ligeramente, se recogió y desapareció. Todavía tenía la sensación de falta de miedo absoluto y llegué a preguntarme por qué no me había horrorizado dicha experiencia. Fui al baño, regresé a mi habitación y me metí en cama de nuevo”. Pasaron años antes de que el testigo hiciera mención del fenómeno a su padre, quien le creyó sin lugar a dudas, sugiriendo que era una especie de demonio.

En el mes de junio de 1989, los esposos Jeff y Terry Glisman adquirieron una casa en el condado de Troup, estado de Georgia (EUA), estructura cuyos antecedentes se remontaban a la Guerra de Secesión. A los pocos días de la mudada a su nuevo hogar, el matrimonio comenzó a verse asediado por sombras negras, incluyendo una sombra gigantesca (de dos metros de alto) y la de un niño pequeño

Después de haber vivido en la casa encantada por algunas semanas, los Glisman comenzaron a reñir como nunca antes, sufriendo pesadillas durante noches seguidas. “El perro no se atrevía a entrar en la casa”, recuerda Terry Glisman, “y nuestro gato se la pasaba en el cuarto de baño, con la mirada fija en una esquina del techo.

Las sombras manifestaban claramente su disgusto ante los recién llegados y su joven familia. Una noche – como si se tratara de una novela de Stephen King – el matrimonio se despertó sobresaltado al escuchar un zumbido insistente que provenía de la cocina. Al ir a investigar, no percibieron nada extraño de repente – hasta que la Sra. Glisman dirigió la mirada a las ventanas, descubriendo que las rejillas de alambre de las mismas estaban abarrotadas de escarabajos. La tela metálica cedió ante el peso de los insectos y los Glisman se pasaron el resto de la noche echando a los escarabajos de su casa.

Las sombras se ensañaron contra los niños de la pareja Glisman: una puerta corrediza de vidrio, aparentemente bien colocada en su marco, cayó sobre el hijo de la familia; posteriormente una viga de madera se desplomaría en el garaje de la casa, cuando los niños estaban presentes.  Desesperada, la Sra. Glisman comentó el asunto con su madre, quien no dudó en ponerse en contacto con una psíquica que le dio el siguiente consejo: era indispensable que la aguerrida familia colocase una Biblia en cada habitación y que hiciesen todo lo posible por mudarse de aquel maldito lugar, donde las sombras campaban por sus respetos...

A los quince años de edad, Brad Fisher y sus padres se mudaron desde el estado de Massachusetts en la costa atlántica de Estados Unidos a la ciudad de Provo, Utah, en el seno de la religión mormona. Los padres de Brad habían quedado encantados con una vieja casa de granja y se decidieron a remodelarla. Los vecinos no tardaron en compartir historias con los Fisher sobre el viejo propietario del inmueble, un ermitaño de mal genio que había muerto 20 años atrás de manera atroz mientras que quemaba basura en el manzanar de la propiedad.

Fisher recuerda que una noche, su hermana, que contaba con 10 años de edad al momento, se había levantado para ir al baño cuando percibió una silueta oscura en la puerta de una de las habitaciones. Pensando que se trataba de su madre, le dirigió la palabra. En ese momento, la silueta comenzó a desplazarse hacia la niña, emanando una maldad palpable. Su hermana, recuerda Fisher, comenzó a gritar hasta que toda la familia acudió a ver lo que pasaba. Curiosamente, ni los adultos ni los demás hermanos jamás tuvieron experiencias con la sombra, a pesar de que ahora opinan que la vieja casa de granja efectivamente albergaba fantasmas.

Parecería ser que el sur de EUA  ejerce una atracción especial sobre estas misteriosas siluetas: “C.B.” de la ciudad de Montgomery, Alabama (EUA) recuerda una experiencia espeluznante ocurrida en el verano de 1985 mientras que él y su esposa dormían sobre un colchón de agua en su recámara. La pareja escuchó el retintinear inesperado de unos colgantes en su salón, y poco después una presencia entró a su habitación—una cosa malformada que parecía no haber completado su transmogrificación del todo.

 “Era una cosa alta, y sus brazos no podían verse bien definidos”, escribe el testigo. “Dentro de unos segundos, había adoptado una forma nueva. La cosa era mucho más oscura que la oscuridad que imperaba en el cuarto. Aquello se quedó ahí por unos 30 ó 40 segundos mientas que nosotros no reaccionábamos en absoluto. De repente, se internó deprisa en la pared justo al lado de nuestro lecho”.

 Nuevamente es de extrañar que la aparición de un bulto deforme a mitad de la noche no haya resultado en un paroxismo de terror por parte de los testigos, pero C.B. y su esposa recuerdan haberse mostrado extrañados por la cosa y no atemorizados.

 Chris Clay se puso en contacto con el programa de radio Coast to Coast para informar sobre la extraña experiencia que ocurrió en su casa a plena luz del día. Su hija, que contaba con 7 años de edad en aquel momento, la acompañaba en la cocina cuando ambas vieron una sombra negra que se desplazaba a gran velocidad y que se refugió debajo de la estufa. Madre e hija se miraron intrigadas, y la Sra. Clay pensó que pudo haberse tratado de algún roedor que se había metido en su hogar. Una inspección del enser doméstico no reveló la presencia de ratones. ¿Qué pudo haber sido esa extraña sombra que fue vista por dos testigos, en una casa que no tenía fama de albergar fantasmas?

 Jeff. A, vecino de Marysville, Washington (EUA) regresaba a su casa durante la primera semana del mes de junio de 2002 a las 4 de la madrugada justo antes de rayar el alba. Conduciendo a lo largo de la calle 132 en dicha población, Jeff llegó al vado que cruza el arroyo Quill Cedar y vio algo inesperado.

 “Creí estar viendo a un adolescente que caminaba en mi dirección pero en el carril opuesto. Pensé que el fulano tenía que ser un idiota, para andar vestido de negro a estas horas”. La silueta dio la media vuelta y pareció internarse en un zarzal. Pero cuando el coche de Jeff A. alcanzó dicho punto en la calle, descubrió que era imposible que nada ni nadie se internara en la tupida vegetación. “Sentí que se me erizaban los pelos de la nuca al darme cuenta que aquello que tomé por un adolescente parecía no haber tenido facciones, y que solo se había tratado de una silueta negra que desapareció en una vegetación impenetrable. Para cuando llegué a mi hogar, estaba temblando de miedo”.

 Teorías al respecto

 Dada la poca información sobre un fenómeno que al parecer es bastante reciente, la especulación sobre el origen de estas extrañas siluetas ha recorrido una extensa gama de posibilidades.

 Algunos interesados en el asunto se han aventurado a decir que son fantasmas tradicionales cuya actitud hacia los vivos va desde una timidez notable hasta una maldad que raya en lo diabólico. Manifiesta una clara inteligencia, sin embargo, que no se percibe en los casos de fantasmas tradicionales.

 Otras teorías más aventuradas sugieren que la gente de las sombras son, en efecto, viajeros astrales que han logrado dominar una nueva técnica que les permite internarse en las vidas de las personas con cierta solidez...técnica que, por cierto, pudo haberse obtenido mediante prácticas de magia negra. Como corolario a esta posibilidad, algunos nativoamericanos han ofrecido la posibilidad de que las sombras negras sean una clase de viajero incorpóreo harto conocido por sus sociedades: el temido skinwalker o trotapieles, un hechicero que tradicionalmente adoptaba formas animales (nagualismo) para cometer sus fechorías, mayormente las de un oso o lobo. Aunque los trotapieles casi siempre tienen un propósito fijo en mente, algunos hechiceros realizan tales teleportaciones por curiosidad, espiando las vidas ajenas. Tal vez a eso se deban los casos en que dichas sombras parecen estar “sorprendidas” al haber sido detectadas.

 Las asociaciones de las sombras con el fenómeno OVNI no podían hacerse de rogar: algunos testigos han ofrecido la posibilidad de que la reciente “invasión” de sombras negras represente la nueva oleada de seres extraterrestres que ha sustituido a los “grises” que tanto furor causaron en la década de los ’90. Lo malo de esta hipótesis es que las sombras no se han producido necesariamente en lugares dónde el fenómeno ovni se ha manifestado con regularidad, aunque este sería el momento para dar a conocer una posibilidad algo perturbadora.

 En los años ’90, el escritor Michael Lindemann entrevistó a varias personas cuyos padres habían trabajado para el sector de la industria bélica de los Estados Unidos y que comentaron que sus familias se habían visto “plagadas” por fenómenos paranormales como consecuencia de dicha  asociación. En su libro UFOs and The Alien Presence (1995) Lindemann plasmó la historia de “Marty”, de 31 años de edad, cuyas experiencias con siluetas fugaces, que sólo podía distinguir con el rabillo del ojo, se produjeron a partir de su vinculación a proyectos “negros” relacionados con la aviación militar.

 “Pienso que hay una presencia alienígena en esto...durante siete años, desde que comencé a trabajar con los aviones, cosas raras se vienen sucediendo en mi hogar y a mi alrededor. Mueven cosas, abren y cierran puertas, me desaparecen las llaves...durante mi ausencia del hogar”, comenta “Marty” al escritor Lindemann, “mi esposa ha experimentado los mismos movimientos en la casa – libros que estaban en los anaqueles aparecen sobre una mesa y las puertas se cierran solas.”

 “Marty” explicó que su trabajo con proyectos de alto secreto le ha puesto en contacto con muchos militares que afirman haber experimentado lo mismo. Los soldados destacados en Pearl Harbor, Hawai, usaron la palabra nativa huna para describir el fenómeno. Los “mini-huna” son responsables de la desaparición de objetos, el movimiento inusual de objetos, etc. “Es algo que ocurre fuera del alcance de la vista.”

 Por extraña que pueda sonar esta posible asociación entre los ovnis y las siluetas oscuras, debemos recordar que muchas víctimas de experiencias de secuestro por ovnis o testigos de encuentros cercanos del primer, segundo y tercer tipo suelen quejarse del componente “paranormal” que caracteriza sus experiencias, y que suele producirse después del evento.

 Las misteriosas sombras también han sido asociadas con viajeros interdimensionales, cuya aparición se produciría en nuestro medio como sombras.

 Otra teoría, más inverosímil que las otras, sería que ya comienzan a sentirse los estragos del mal manejo de las energías sutiles por agencias secretas de los gobiernos – proyectos como el calentador atmosférico HAARP, por ejemplo – que han resultado en una especie de dilución de la barrera, por así llamarla, que separa al mundo físico del mundo de lo paranormal, proceso que tuvo su comienzo con la detonación de la primera bomba atómica en 1945 y que continúa hasta nuestros días. Los estudiosos de la ufología y lo paranormal pueden afirmar a ciencia cierta que los fenómenos extraños se han redoblado en años recientes y que el misterio ha llegado a formar parte de la vida cotidiana de muchos. ¿Será que las fugaces siluetas que atormentan a muchos representan, efectivamente, una nueva intrusión en el mundo físico? Aún no tenemos suficientes elementos de juicio sobre dichas extrañas presencias, y los años venideros serán de gran importancia para nuestra comprensión del fenómeno.

 


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Sunday, March 17, 2024

Esfera Violeta: El OVNI de 1933

 


 

Esfera Violeta: El OVNI de 1933

Por Scott Corrales para Arcana Mundi ©2024

 En 1967 el caso de Stephen Michalak (Evento Falcon Lake, Canadá) consternó a la ovnilogía por supuestamente haber involucrado un ser humano que abordó una 'nave espacial' en pleno bosque y que fue posteriormente agredido por una descarga de fuerza desconocida que le causó quemaduras y trastornos físicos. Las fotos aún son motivo de consternación.

Pero, ¿hubo acaso un evento anterior a este? Un caso publicado en el boletín APRO (julio 1964) sugiere esta posibilidad.

El "Señor X", vecino del estado de Pennsylvania, EEUU, se dirigía desde la ciudad de Nazareth hacia Leighton en una época en que los caminos no estaban pavimentados del todo y la electrificación era escasa. Eran las 2:30 de la madrugada una noche de verano en 1933, y la suerte dispuso que el vehículo sufriese la pinchadura de uno de sus neumáticos. "X" salió del vehículo a quitar el neumático de repuesto cuando observó una fuerte luz violeta en un prado adjunto. De hecho, la luz no le sorprendió, sino su color, y eso le hizo abandonar su tarea y dirigirse hacia el fenómeno.

Luego de recorrer una distancia de 200 pies, el hombre descubrió que se trataba de una esfera brillante de 10 pies de diámetro y 6 de alto. La luz provenía de una compuerta a medio abrir en el centro del vehículo.

Vencido por la curiosidad, "X" empujó la compuerta con el pie, y se abrió "como la puerta de una bóveda de banco". El humano internó su cabeza dentro del objeto, percibiendo que la luz violácea emanaba del techo o interior de la estructura. El objeto en sí estaba lleno de tubos y cuadrantes y una suerte de consola en el medio. El espacio de esta cabina era muy reducido, no superior a los seis pies.

"X" confirmó la ausencia de asientos o camastros que indicaran la presencia de pilotos o tripulantes; había un fuerte olor a amoníaco en el aire y la temperatura era fría. Constató la presencia de objetos pequeños de forma curva que le parecieron extraños y fascinantes, pero se abstuvo de tocarlos.

El objeto tampoco disponía de claraboyas que permitiesen ver al exterior, y las superficies eran sumamente frías. Luego de diez minutos, "X" regresó a su vehículo, hizo el recambio necesario, y prosiguió su viaje.

Con el paso de las décadas, e informándose sobre la nueva moda de los 'platillos voladores', "X" tuvo oportunidad para discurrir sobre el evento que le tocara en aquellos lejanos años. Tenía dieciocho años en 1933 y jamás había oído ni leído nada sobre platillos ni aliens. Ahora, de mayor, opinaba que lo visto "no era de este mundo ni de este sistema solar" y que el silencio dentro del objeto era "mortífero". Algo le hizo creer que debido al olor y las dimensiones de aquel aparato, su tripulante pudo haber sido reptiliano (aunque los reptiles evitan el frío en lo posible).

Los directores del APRO Bulletin especulan que el objeto era un aparato controlado a distancia, diseñado transportar especímenes a nuestro mundo, y que lo ideal sería consultar la prensa de 1933 para ver si hubo reportes de algún 'monstruo reptilesco' en los alrededores.

La noticia fue publicada en el periódico Sunday Call-Chronicle de Allentown, Pennsylvania, el 16 de febrero de 1964 y remitida a APRO por G. Fawcett de Easton, Pennsylvania.

Thursday, March 07, 2024

Túmulos, Jaspe y Gigantes: Misterios de América del Norte

 



Túmulos, Jaspe y Gigantes: Misterios de América del Norte

Por Scott Corrales ©2024

 Uno de los placeres de la investigación del misterio lo es sin duda ver como se bifurcan los distintos senderos de la actividad, y a lo que pueden llevar. El chico interesado en platillos voladores puede acabar astrónomo; la pareja que participa en vigilias nocturnas igual puede enamorarse y tener un futuro; en otros casos, como el que nos ocupa ahora, el que va al bosque en pos de monstruos puede acabar criptoarqueólogo.

El motivo de la anterior parrafada lírica se debe a una plática del destacado criptozoólogo y antiguo ingeniero de la NASA - Tim "Coonbo" Baker - sobre el misterio de las civilizaciones olvidadas de América del Norte y el ocultamiento de dicho conocimiento por nada menos que el museo Smithsoniano de Washington. Una acusación que siempre se ha dirigido contra dicha institución por su mano en la confiscación de artefactos cuya existencia puede suponer una contradicción a las creencias establecidas.

Durante un programa de radio por internet a comienzos del 2024, el siempre locuaz "Coonbo" abordó el enigma de los túmulos supuestamente indígenas que existen a lo largo de los grandes ríos del este del continente - el Mississippi, el Ohio y sus aguas tributarias. Los antropólogos aceptan sin rodeos que hubo una o varias civilizaciones que reciben el nombre de Mound Builders - los hacedores de túmulos - pero aparte de eso se habla poco de ellas. Este mutismo ha dado lugar a teorías conspirativas sobre estas culturas y su origen.

El cambio de tema se debió a la mención del descubrimiento de una osamenta gigante en  Winsboro, estado de Luisiana, en 1913. Los recortes de prensa indican que estos seres tenían la formidable estatura de 12 pies (3.5 metros) y que la disposición de los restos indicaba que se había producido una formidable batalla en aquel lugar en algún momento perdido en la noche de los tiempos. La ausencia de armas sugirió a los investigadores de comienzos del siglo XX que habrían utilizado macanas para el combate.

"Hubo una excavación de restos gigantes en el Natchez Trace," agregó el Sr. Baker. "Vivía yo en Macon en aquel momento, y pude conocer a la dama encargada de la excavación. Resultó que habían hallado un enorme bloque de jaspe (mineral de origen sedimentario) de cuatro pies de ancho, once a doce pies de largo, y cinco pulgadas de grueso. Se podrán imaginar lo que pesaba aquello, miles de libras. El lugar más cercano en el que podía obtenerse aquel material era Jasper, Alabama. Una distancia de noventa millas. No podían explicarse cómo fue posible transportar aquella mole sin el uso de la rueda, que era totalmente desconocida en las Américas cuando se erigieron los túmulos, hasta dónde llegan nuestros conocimientos. Pues bien, al mover aquella lápida, hallaron un esqueleto macho de diez pies de estatura y uno femenino de ocho. No solo eso, sino que habían sido enterrados con ropajes de gala, incluyendo capas hechas de plumas. Y si has leído sobre las tribus amerindias, y hasta en Hawái, estas capas de plumas representaban el nivel más sacro de indumentaria. Las capas tenía plumas de colibrí, de petirrojo, de cardenal, de colorines azules, toda clase de plumas distintas urdidas para formar una capa. Ambos restos mortales llevaban gorgueras, una especie de collar ceremonial.

"Resultaba obvio que estos gigantes habían sido figuras reverenciadas por aquella sociedad o tribu que hizo aquel túmulo. ¿Y saben lo que fue de aquellos esqueletos? Fui una tarde después del trabajo para ver cómo iban las obras, porque de veras que interesaba saber lo que había debajo de aquella lápida. Al llegar, encontré a la encargada del proyecto ahí sentada, furiosa y llorando. Cuando le pregunté lo que pasaba, repuso que dos personas del Smithsoniano se habían personado para confiscar las osamentas y todos los artefactos. Les acompañaba una autoridad local que mandó a los excavadores a enterrar la lápida de nuevo, tapar el túmulo, echarle semilla de césped, y dejarlo en paz".

Aunque lo anterior tal vez suene a 'arqueología prohibida' y leyendas urbanas, los túmulos existen al igual que los restos de las metrópolis norteamericanas del mundo antiguo, principal entre ellas Cahokia, una especie de Teotihuacán sin pirámides cuya población - según la arqueología ortodoxa - superaba los veinte mil habitantes. El fin de su existencia se achaca a una extraordinaria sequía, algo que encaja muy bien con la narrativa actual del cambio climático. Se hace hincapié en las dimensiones de esta metrópoli y su adelanto para contrastar la creencia de que la urbanización vino de la mano de los colonos europeos.

Pero dejando a un lado esta antropología activista, pasamos a los aspectos misteriosos de estos túmulos, como la atracción del fenómeno OVNI hacia ellos, los avistamientos y encuentros de Bigfoot (Piegrande) en estos sitios, y la posibilidad de que estas criaturas los consideren como puntos de veneración. Los encuentros con el aborrecible Dogman - el hombre perro de las crónicas contemporáneas - también se han dado en las inmediaciones de túmulos parecidos en Wisconsin.

"Aquí en los EEUU," nos decía el nunca bien ponderado John Keel, "se ha observado que los ovnis aparecen frecuentemente en las partes de Ohio que tienen montículos, y hasta parecen correr según las líneas de energía "ley" en esas áreas. Durante el siglo pasado, se desenterraron cofres de piedra en los montículos del valle del Mississippi que resultaron ser idénticos a los cofres encontrados en Yorkshire, Inglaterra. Pero denominamos a los túmulos americanos «montículos indios», aunque los indios norteamericanos niegan saber quién los construyó o con qué fin. A comienzos de 1800, una gran religión fue fundada por un muchacho llamado Joseph Smith, luego de haber descubierto un cofre de piedra lleno de tablillas de oro en un montículo en el estado de Nueva York. Dijo ser capaz de descifrar lo que decían las tablillas y produjo la biblia de los mormones, supestamente  la historia de América del Norte en la antigüedad".